“AHORRAR es aburrido —dicen muchos—. Comprar ropa, aparatos electrónicos y otras cosas, eso sí es divertido.” (DESPERTAD)
Sea que usted se haya visto afectado o no por la
caída de la economía mundial, hallará aquí indicaciones útiles sobre cómo
ahorrar y sobre cómo gastar con sensatez. Los consejos vienen de una fuente de
peso que durante siglos ha ayudado a millones de personas a hacer frente a los
problemas económicos.
Tres sabias verdades
En una de sus parábolas, Jesús de Nazaret apuntó a un
principio económico fundamental. En ella, cierto amo amonestó a su siervo
diciendo: “Tendrías que haber colocado el dinero en el banco, y así, a mi
regreso, lo hubiera recuperado con intereses” (Mateo 25:27, El libro del
Pueblo de Dios). Tales palabras resultan muy pertinentes en este tiempo. Veamos
por qué.
No hace mucho, en algunos países los intereses
obtenidos en diez años excedían el capital inicial. Aunque hoy en día
no muchos bancos ofrecen intereses tan atractivos y las inversiones
no siempre producen las utilidades deseadas, conviene tener ahorros para
cualquier emergencia.
La Biblia destaca así este hecho: “La sabiduría es
para una protección lo mismo que el dinero” (Eclesiastés 7:12). Sin embargo, el
dinero no puede protegernos si no tenemos nada guardado. “Que cada
uno de ustedes [...] ponga algo aparte en reserva según vaya prosperando”,
aconseja la Biblia (1 Corintios 16:2).
Cómo ahorrar
Primero, antes de comprar un artículo costoso,
determine si de verdad lo necesita.
Segundo, si lo necesita, vea si puede comprarlo nuevo
a precio de oferta o usado en buenas condiciones. “Encontrar una ganga
puede llevar mucho tiempo”.
Tercero, no compre por impulso. Consúltelo con la
almohada. Si aún considera que un objeto es imprescindible, trate de
conseguirlo en tiendas de descuentos o de segunda mano. También ahorrará dinero
si no se empeña en comprar marcas populares. Y en lugar de vestir a
los niños con ropa costosa de última moda, ¿por qué no recurre a ,prendas
usadas o heredadas? Del mismo modo, una nueva madre puede decidirse por
los pañales lavables. La escritora Denise Chambers dice en un libro sobre
la administración del dinero: “Los pañales desechables le costarán 2.000
dólares o más en dos años; los de tela [...], de 300 a 500”.
Y agrega: “Los pañales de tela modernos son mucho más fáciles de usar que
los de antes y, además, le hará usted un favor al planeta” (Budgeting—Personal
Spending and Money Management a Key to Weathering the Storm).
Cuarto, tenga en cuenta que normalmente sale más
barato comprar los ingredientes y cocinar en casa que salir a comer.
Si tiene hijos en edad escolar, ¿por qué no les enseña a preparar
sándwiches en vez de darles dinero para que se compren algo? Y en lugar de
tomar bebidas caras, beba agua. Es mucho más saludable para usted y su
bolsillo.
Hasta no hace mucho tiempo, las familias tenían
su huerto. ¿Ha pensado en cultivar algunos de sus propios alimentos? Muchas
personas, aun las que viven en apartamentos o casas pequeñas, destinan un
espacio para dicho fin. Le sorprenderá cuánto se puede plantar en un pedacito
de tierra. El sistema Hidroponico es una excelente opción.
Unas cuantas sugerencias más. Si necesita un
teléfono celular, ¿podría usarlo solo para emergencias y comprar por adelantado
una cantidad fija de minutos? O si tiene una máquina secadora, ¿ha pensado
en reducir su uso? Tal vez pueda tender la ropa, o por lo menos algunas
prendas. También puede limitar el uso de los acondicionadores de aire y la
calefacción. Antes de encenderlos, pregúntese: “¿Es tan extrema realmente la
temperatura?”. Pregunte también a otros qué hacen ellos para ahorrar
electricidad.
También sería bueno que abriera una cuenta de ahorros.
Además, Hilton, trabajador de Sudáfrica, recomienda: “No hay
que poner todos los huevos en una canasta. A veces, los bancos y otras
entidades financieras fracasan, como ha pasado aquí”. Dé preferencia a los
bancos donde sus inversiones estén garantizados por el Estado; así podrá
recuperar su dinero en caso de quiebra.
Cómo salir de deudas
Primero, trate de pagar más del mínimo mensual
requerido para cada tarjeta de crédito, préstamo, etc.
Segundo, propóngase liquidar primero la deuda de más
alto interés.
Tercero, controle sus hábitos de gasto. Esto es
particularmente importante.
¿Lo ha seducido la publicidad? Danny, un padre de
familia de Suecia, confiesa que se dejó entrampar. Tenía un buen negocio, pero
tuvo que venderlo para saldar sus deudas de tarjeta de crédito. Aprendió la
lección y ahora controla su dinero. “¡Cuidado con la codicia! —aconseja—.
Confórmese con lo que tenga.”
Deudas necesarias
Son pocos los que pueden darse el lujo de comprar una
casa o un apartamento al contado. Por eso, a la mayoría no le queda otro
remedio que solicitar un préstamo bancario. Consideran los pagos mensuales que
hacen al banco como el alquiler que pagarían por una casa, con la diferencia de
que cuando terminen de pagar el préstamo, serán dueños del inmueble.
Igualmente, muchos encuentran útil solicitar un
crédito para comprar un automóvil que consuma poco combustible; además, si lo
pagan pronto, se convertirá en un activo valioso, otra forma de ahorro. Algunos
prefieren comprar un auto usado en buenas condiciones y con poco kilometraje.
Y otros ahorran dinero utilizando el transporte público o desplazándose en
bicicleta.
Sean cuales sean sus circunstancias, actúe con
modestia, ajústese a su capacidad real de compra y tome decisiones bien
pensadas. Gastar a manos llenas puede volverse una adicción y costarle muchas
lágrimas. Por lo tanto, gaste con cautela y prudencia. Así vivirá más feliz.
Ahora bien, para ser un ahorrador feliz, hay que saber
administrar el dinero, y este es precisamente el tema del siguiente artículo.
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